20110203

Diario de a bordo I

Hoy ha sido un día con un sol exuberante, sin embargo, no he sentido su presencia y ni una pizca de su luz me ha alcanzado. Cosas de la vida en las tinieblas del trabajo. He estado toda la jornada dándole vueltas a cosas verdaderamente extrañas. He visto o imaginado cómo a un compañero de trabajo le saltaban los ojos de las órbitas desencadenando en el resto una sonora e inverosímil carcajada. He sentido miedo ante esa reacción.

Después, una chica de por allí, una secretaria creo, ha patinado en el suelo mojado abriéndose de piernas y se ha quedado en esta posición a ras de suelo. Se ha echado a llorar la mayoría. Histeria, melancolía ante lo absurdo... El resto de compañeros de trabajo la han contemplado con menosprecio y ella ha empezado a chillar como un cerdo degollado. Uno se ha acercado y le ha tendido la mano como para ayudarla a ponerse de pie. Cuando ella le ha aproximado su mano, el chico le ha apartado la suya y ha hecho "1-0" con los dedos. Seguidamente él ha empezado a acariciarle el pelo y a besarla con ardor en los labios, a lo que ella se ha entregado. El brillo de sus ojos delataba un deseo súbito y animal. Ahora se entiende que chillara como un cerdo degollado. Era un grito de alarma: necesito que alguien me tome y me bese.

Suerte que con la noche llega el descanso y la reflexión. Uno no sabe si está despierto o duerme durante el día.