20110629

Bitch

Tomarse un café

Desde la distancia que otorga un blog parece que el contacto con los demás -es decir, la otredad- es menos comprometido, menos "real". Para mí, la realidad más o menos consiste en cosas o experiencias concretas: contemplar un paisaje o una calle estrecha y pestilente; notar la mirada furtiva y penetrante de un desconocido con los ojos negros y ardientes; extasiarse -¡qué exagerada!- con la amalgama de extraños olores de una calle en un casco antiguo de una ciudad; oír a lo lejos una melodía amada en una playa tranquila y silenciosa; o advertir un llanto desconsolado por la calle... No me voy a poner demasiado trascendente ni "poética". Buf. He hecho una selección de situaciones, sí, pero son circunstancias vividas, reales para mí. Pues bien, esta sensación de realidad, lo concreto, desaparece cuando entro y leo un post en otro blog, por ejemplo. No sé qué tipo de realidad es esa, o si puede llamarse así. La única realidad para mí es la concreta, no la de "unas letras escritas" en una pantalla, pues no sé ni si la persona que las escribe es la que aparece en la foto, es hombre o mujer, quién es... Ojo, leer un libro y pasar sus páginas es otra cosa: hay una experiencia material y de los sentidos: es real (me empiezan a entrar dudas...).

A mucha gente, y eso me asusta, no le importa explicar cosas muy personales a otr@s que no sabe ni quienes son. Quizá no saber quién va a leernos nos sumerge en un espacio de libertad desconocido, de sinceridad más profunda que no puede experimentarse en la vida concreta: la que yo creía que era "real". No nos importa nada, ni siquiera que nos lean. Hay una urgencia, una liberación, un vaciado. "Como si de una confesión antes de morir" se tratara, algunos se lanzan a profundizar en sus más oscuros recovecos y los plasman por escrito, o directamente se inventan todo lo que escriben. El efecto es el mismo. Todo da igual. Inventado o experimentado, a quién le importa...

¿Por qué se escribe a veces en un blog lo que acaso nunca se explicaría a una amiga o amigo de toda la vida en la vida concreta y real? ¿Existe miedo a lo real? ¿A la mirada? ¿Al tacto? No me vale lo de la distancia, las prisas... Una respuesta sincera de un amigo que nos quiera nos puede emocionar o doler en la vida real y concreta; en cambio, que alguien nos diga algo en un comentario de un blog, ¿qué efecto puede tener sobre nosotr@s? Si apagamos el cacharro, borramos el comentario y ya no existe. Es, diríamos, más fácil y aséptica la "relación" en la red (si es que hay relación, más bien presunta comunicación-incomunicación): la alegría, el desprecio, la indiferencia que nos pueda ocasionar un comentario, o lo que podamos causar con uno que pongamos en otro blog, todo ello puede ser borrado ipso facto y no existe de inmediato. Es más higiénico y seguro que un bofetón, por ejemplo. ¿Pero qué pasa aquí? ¿Qué tipo de mundo se abre ante nosotr@s a través de los blogs, los foros, los chats, por no hablar de las redes sociales? ¿A nadie le asusta esta especie de casi-realidad en la red? ¿Pero si no hay contacto, ni mirada, ni pellizco, ni... mmm, caricia? Y que nadie me venga con lo de las webcam por qué por ahí no paso.

A menudo pienso que much@s de nosotr@s tenemos un anhelo de vivir, de expandirnos, de comunicarnos, que no podemos materializar, por lo que sea, en la vida real (con miradas, olores, aglomeraciones...). Es como si llevaramos una doble o triple vida paralela en la red porque "la vida real" nos resulta frustrante, insuficiente. El resultado es que estamos perdidos en este marasmo de identidades y que cada vez todo es más artificial, más irreal...  y nadie nota nada. ¿Pero quien creó el instrumento pensaba en alejarnos así de lo real concreto, o se trata de una deriva del sistema?

No es la primera, ni será la última entrada que hago al respecto: este asunto me da que pensar siempre que estoy -mentira, algunas veces- ante la pantalla.

En fin, ahora me voy a tomar un café, "real", no un>

20110628

Yo también

Los caramelos, mejor reales

Estoy un poco cansada de la poesía "barata" que circula por muchos blogs, de la combinatoria de palabras que algunos llaman poesía, que en el mejor de los casos "suena bien" pero que no transmite nada. Tengo más en consideración la prosa. Siempre -y ahora me reafirmo- he estimado la narración como algo más difícil de hilvanar. Bajo esa economía que posee mucha poesía se esconde, con mucha frecuencia, falta de recursos y de talento, aunque el envolorio -eso quizá sí- quede muy bonito; o ni eso. "Me gusta más el caramelo que su envoltura".


En serio, la capacidad comunicativa de las palabras cada vez la considero más difícil. Su uso y vulgarización hacen que ya no transmitan casi nada los vocablos, o bien, lugares comunes, o directamente vacío. Patética me resulta, en especial, la poesía amorosa en manos inexpertas: es insufrible. Siempre los mismos tópicos, las mismas caricias, las mismas miradas... : esa dulzura empalagosa, esas palabrillas que pretenden emocionar y son ridículas, o quizá emocionan a algún pajarillo un poco despistado. Pero puedo entender a los enamorados... Me gusta alguna poesía amorosa: la de Luis Cernuda, la de Pedro Salinas... y alguna más, claro, pero ahora no me viene a la cabeza.

Estaría bien que, pese a la democratización (por tanto, calidad a la baja) que suponen los blogs, algunos o algunas conocieran sus límites y no se atrevieran a escribir burbujas de palabras vacuas. Pero bueno, todo el mundo puede hacer lo que quiera, igual va a morir... Sin embargo, la proliferación ad infinitum de poetas o aprendices de poeta, o qué se yo, hace que cueste encontrar algo que valga la pena. Buscar un granito de arena en la playa puede ser extenuante. Y el tiempo no es eterno. ¡Pero quién soy yo para decir esto! No soy ninguna voz autorizada, soy alguien concreto e irrepetible (es agobiante lo desgastado de estas palabras...), un yo desconocido para los otros y para sí, que a veces emite juicios para quien los quiera leer...

Por cierto, qué bien saben los caramelos, los reales y con sabor, no los caramelos hechos de palabras...

20110627

Juguete roto


Inquietud, zozobra y una continua sensación de abismo sin salida. Así me siento. Sin fuerzas para nada. No sé adónde voy ni con quién hablar ni por qué escribo. No hay consuelo posible. Casi no puedo seguir. Es patético y triste esto que escribo, pero así me siento ahora. Y pensar que tengo que seguir. Y que el drama continúa mañana. Todavía respiro amig@s...