20110325

En el diván


Un escalofrío recorre mi cuerpo cada mañana cuando me levanto. Tengo siempre una extraña sensación. Es como si cada día fuese el primer día de no se sabe qué. El ayer ya no existe y el hoy no existirá mañana. Tal vez parezca una boutade, cierto, pero la sensación de que todo se diluye en una nebulosa difusa de pensamientos, sensaciones... es desalentadora; o no, depende -dirán algunos-: si sufrimos mucho el día anterior, mejor que se diluya todo recuerdo de ese día. Dicen que la mente es selectiva y que tiende a quedarse con las experiencias positivas... ¡suerte!, porque si se quedara con todo, las negativas incluidas, igual no cabrían en la cabeza y esta explotaría, si no ha explotado ya. Y por eso, quizá, escribo aquí... Bien, se trata de pura economía esto de la mente... (asco de palabra, la que va en cursiva digo). De repente es ahora. El ayer se fue. Pero no solo el ayer, el hace un minuto, un segundo... ¿Dónde estamos? ¿Qué es esto? Sí, ya sé, parece existencialismo de tocador. Pues para mí no lo es. Cada día es un nuevo día, el principio de no se sabe qué, pese a estar condicionado por las vivencias diluidas del pasado (alojadas en el inconsciente y convertidas en formato manía, fobia, obsesión...).

Seguiremos, pues, transitando por la caverna (no la mediática, la platónica, ¡por favor!), a ciegas, en busca de no se sabe qué. Buf,  me estoy poniendo muy trascendente y plasta.

Miraré este fin de semana alguna peli de los hermanos Marx, o algún corto de Chaplin, o, por qué no, de Harorld Lloyd. Menuda carroza estoy hecha. No, me gusta el cine clásico. Es algo a lo que sé que puedo falsamente agarrarme. A lo moderno, a lo actual... No me agarro ni loca.

Tengo ganas de morirme... de risa. Es la mejor terapia. Creo que estoy enferma, tengo muchos vídeos. Soy una coleccionista. Frustraciones desviadas en compras de productos: la felicidad no se compra. Digo yo: ¡la felicidad no existe! Es una creencia. Pero me siento culpable. ¡Buf! debo parar ahorita el torrente de pensamientos. Luego viene la resaca. ¡Qué tormento! Y total, mañana ya no recordaré nada. No me digáis que no es angustioso...

3 comentaris:

Contraindicado ha dit...

La felicidad es un trayecto, no un destino...al igual que aquella frase de: la vida es lo que sucede mientras hacemos planes... Vivamos! Aunque sea apegados a esas pelis de cine clasico...que grandes los marx...

Muchas gracias por su incursion en mi blog. Enhorabuena por la lluvia de sus pensamientos en el tuyo...

Un saludo!

Geraldine, ha dit...

gracias por comentar, muy finos tus post, nos estamos leyendo....

Anònim ha dit...

muy buen texto... se ve que que al levantarte evitás el Rio Letheo ja puaj. Al contrario de vos, yo no puedo ver un corte en nada, y es espantoso, no ver el pasaje del día a la noche.

Te imvito a mi blog donde expreso mediante prosas, poemas, música y fotografías, estas sensaciones:

www.valenicanoff.blogspot.com