20110315

Desesperada

El mundo que nos rodea está enloqueciendo día a día. Lo noto al salir a la calle, al ir supermercado, al coger el metro... La gente va por la calle ensimismada y con cara desencajada, por la mañana sobre todo; entra con mala leche -mayoritariamente- en todas partes -da miedo-, los adolescentes parecen caballos desbocados en el metro... Se diría que estoy exagerando y ofreciendo una visión demasiado parcial de las cosas: es cierto, todas las visiones son parciales.

Pero os invito a que observéis un poco lo que os digo. Hay un malestar que corta la respiración por las calles y en cualquier parte de la ciudad o pueblo. Se acabó el fin de semana y el pavo de turno está que trina porque no mojó, estaba hasta el culo de anfetas y de wiski y veía doble... Parejas que casi ni se soportan, cuando llega el fin de semana y no follan, están deseando que vuelva a empezar el drama del trabajo: vaya caras. Claro que hay gente con cara risueña y ... ¡cómo se agradece el cruzarse con ellas! ¿Son santos o santas? ¿Son felices? ¿Cómo se lo montan para sonreír? Para mí son héroes. Es posible que mi visión de los demás solo sea una proyección de mi infelicidad dirigida hacia el exterior. Seguro. Cuando estoy bien no veo tanta mala leche. Todo es muy subjetivo, una cárcel. Veo lo que quiero ver. ¿Pero hay alguna manera de escapar de una misma? La desconozco. Estamos más solos que la una.

Me he planteado el suicidio infinidad de veces. De hecho, tengo un arsenal de pastillas para tumbar a un buey. Me compro mucha ropa, mucha música, muchos libros que no sé si leeré. Son sustitutos. Acumular cosas parece que es una desviación del verdadero problema: No sé vivir, me siento fatal y estoy desesperada. Los años pasan, cada día es igual de gris, no ligo ni las zapatillas... Me refugió escuchando música, leyendo libros, viendo pelis de cine. Como no sé vivir, encontrar un camino, busco sucedáneos que llenen ese vacío. No puedo más. Y pasan los días, la vida...